Llegó el cierre del año. La última cita era en 1 y 57 para enfrentar a un agotado Estudiantes de La Plata. El equipo que comanda Juan Sebastián Verón, perdió recientemente a su entrenador y llegaba bastante golpeado. Por el lado de la visita, a las espaldas del Tomba se carga una mochila pesada que es la peor racha sin victorias en Primera División.
Para su última función, la dupla modificó el esquema (otra vez) y arrojó a la cancha un 4-4-2 o 4-3-3. Conocer con certeza el dibujo táctico es muy difícil ya que la carencia de orden fue total. Los titulares fueron: Espínola; Barrios, Ferrari, Canale, Meli; Castro Ponce, Abrego, Andrada, Ojeda; Allende y Badaloni.
Muchos cambios, algunos por obligación y otros por cuestiones futbolísticas, para la cita final del binomio técnico compuesto por Favio Orsi y Sergio Gómez. Alerta de spoiler, el desarrollo del partido fue paupérrimo.
Primer tiempo
Absolutamente nada de Godoy Cruz. Estudiantes dominó todo el trámite y Espínola era el encargado de frenar lo mayor posible la llegada del inevitable gol. Qué juego se puede analizar cuando nada se hizo, el Tomba no jugó el partido y así lo demostró su falta total de ímpetu.
Ojeda tomaba la batuta y se hallaba solo de mitad de cancha para adelante. El volante se inmolaba cada vez que tomaba la pelota, era obvio que iba a perderla en algún momento debido a la soledad con la que jugó. Del resto poco se puede decir, de mal a peor y en algunos casos se notaba que la única intención era cumplir con la obligación de pararse en la cancha.
No quiero ser reiterativo pero no hay material para analizar. El Expreso fue un ente durante los 90 minutos, querer hacer un examen del penoso papel del día de ayer es como intentar sacarle agua a las piedras. No hubo ambición, solo ganas de que termine el torneo.
Segundo tiempo
Esta parte podría titulares “El alargue de la agonía”. Estudiantes sacó el pie del acelerador (o si no tal vez Godoy Cruz se volvía goleado) y decidió reposar con la pelota, mientras tanto el visitante era un espectador de lujo que parecía no sentirse incómodo con la total carencia de fútbol y voluntad que estaba demostrando.
Llegaron los cambios con el complemento. Todos mal (y poco más se puede decir de ello), la dupla hace rato acierta prácticamente ninguna decisión y, para colmo, se nota que hay varios jugadores que ya no los respaldan en la cancha de la misma forma en que lo hacían hace unos meses.
Ingresó Leyes (alguien que tuvieron poco en cuenta y ayer lo tiraron a la picadora de carne), Burgoa (más de lo mismo), Larrosa por un sentido Badaloni, Paiva (me gustaría que expliquen el por qué) y Pintado.
Y así, entre cambio y cambio, finalizó el partido. Estudiantes solo tuvo que marcar asistencia para llevarse el triunfo, el Expreso jugó con el nivel de un equipo amateur y esa será la última imagen del club mendocino en este 2022.
Conclusiones
Partido con todo el aroma a fin de ciclo, se vio en la actitud de los protagonistas. Jugadores que corren poco (por desgano o mala preparación física, vaya uno a saber) y los entrenadores (cuando quedaban menos de 20 minutos) prácticamente dejaron de dar indicaciones porque sabían que el destino estaba escrito.
Sebastián Méndez, Diego Flores y ahora Orsi-Gómez, un mismo plantel (exceptuando contadas excepciones) se ha cargado a 3 cuerpos técnicos de la misma forma. Se comienza con un rendimiento top, llega el punto más alto y, a partir de allí, los ánimos comienzan a mermar hasta el punto de jugar de forma espantosa.
No sé quién será el próximo entrenador, el que tenga el coraje de asumir deberá saber que Godoy Cruz es un metal caliente por lo que “agarrarlo” no es para cualquiera. También hay decisiones dirigenciales para replantearse, tal vez se debe dejar de buscar culpables en con el buzo de DT y mirar un poco más a los que poseen short y botines.
Si bien aún no sabemos como será el formato del fútbol argentino para el año que viene, si tenemos conciencia de que la posición en los promedios será nuevamente preocupante. El Tomba solucionó nada, solo pateó el problema para más adelante.