El local prosperó en mayor medida que Banfield, ya que éste perdió rápido la pelota y, con excepción de dos jugadas de peligro iniciadas por afuera, estuvo privado de mantener la pelota y construir.
Godoy Cruz, si bien no tuvo un primer tiempo ideal, hizo circular la pelota con mayores fundamentos y de haber tenido fineza para decidir los últimos toques, podría haber cerrado la puerta del inicio con más seguridad.
Sin embargo, sí le alcanzó para ponerse en ventaja por la mínima a través de Gonzalo Abrego. Después de tanto intentar, se le dio al mediocentro, quien estuvo cerca en varias oportunidades desde su debut, y hoy consiguió anotar tras un lateral, que después de un rechazo fallido le dejó espacio para rematar y colgarla, con algo de fortuna, por encima del guardameta rival. El primero, ¡y qué futuro, pibe!
El 32 fue clave para el triunfo. Se encargó de lanzar un pase raso notable que habilitó a Bullaude para liquidarlo, coronando una tarde de protagonismo total.
El Tomba frustró los intentos por imitar el nivel que supo tener con Diego Flores. Ganó, en parte, por la poca incidencia en ataque del visitante, y por la intervención de Juan Espínola en tramos comcretos del partido.
Pese a tener facetas de buen juego, en los últimos metros dominó la imprecisión, factor que le viene costando resolver en los últimos enfrentamientos.
Finalmente, lo más importante de cara a lo que viene: volvió a sumar de a tres y le puso fin a la racha negativa, en el Malvinas Argentinas, y en el torneo doméstico en general, de quedarse con sabor a poco al mirar los puntos obtenidos.