Desde chica sé lo que es amar al club y a los colores por encima de todo. Mi abuelo fue el principal responsable para que eso suceda, me conto mil historias de el cuando era chico e iba a la cancha, de sus ídolos, pero en especial sobre el gran Osvaldo “Negro” Camargo al que mas admiró, era feliz siempre que contaba cada gol y cada alegría que le dio a la institución.
Godoy Cruz es un amor inexplicable, es una parte de mi vida. Mi estado de ánimo depende de cualquier partido que se juegue. Es un sentimiento hermoso poder ser hincha del Tomba.
Tuve la suerte de poder viajar a ver a Godoy Cruz con mi abuelo, el cual fue un viaje inolvidable. Era un partido en el que el Bodeguero tenía la posibilidad de jugar la Libertadores y había que jugar un partido desempate contra Estudiantes para ver quién clasificaba. Salimos rumbo a Córdoba en la noche, la gente no paró de cantar en todo el viaje. Llegando a Carlos Paz todo era azul y blanco por la multitud que estaba esperando que se hiciera la hora para ir a la cancha.
Por la tarde rumbo al estadio, los hinchas cantaban emocionados, al igual que en los 90’ de partido. No se pudo ganar, pero la gente en ningún momento dejó de alentar, fue la hinchada que más se escuchó.
Por otra parte, algo muy importante este año fue la vuelta al Gambarte la cual viví con una emoción inmensa al igual que mi familia. Estaba todos los fines de semana en ese lugar alentando a las chicas del Fútbol Femenino y a los chicos de las Inferiores. Y ahora sí, veo al Tomba jugando en el Gambarte lo cual al final se hizo realidad y en partes fue gracias a los hinchas.
¡FELICES 100 AÑOS DE HISTORIA, CLUB DE MIS AMORES!