Fueron años en los que el Expreso se mantuvo sobre sus vías, quizás en donde no se retrocedió pero si le costó ser ese Tomba victorioso.
Después de 10 años, Godoy Cruz se quedó con el Apertura de 1987 de la Liga Mendocina de la mano de Carlos Montagnoli en su penúltima fecha gracias a que Jorge Newbery ganó su partido y Deportivo Guaymallén cayera derrotado.
El equipo se iluminó en los últimos partidos y ganó siete de forma consecutiva, con solo 4 goles en contra, se consagró como el mejor en doce cotejos.
Quizás este Apertura no fue un título anual, pero probablemente lo más importante fue lo que comenzó a gestarse. Empezaron a aparecer nombres que quedarán marcados en la gloria del Expreso, como Oldrá, De Luca, Lentz, Almeida, Moya, Villalobos, Zapata y Yáñez.
Dos años más tarde, el Expreso empezó a levantarse a todo motor para comenzar un crecimiento tal que iba a quedar marcado como “el gran envión”. En 1989, el Bodeguero se adueña del Apertura y no se quedará ahí, porque tuvo un importante triunfo en el desempate contra Independiente Rivadavia, debido a que habían empatado en puntos. El partido se jugó en el Malvinas Argentinas.
El evento fue multitudinario. Un encuentro vibrante en el cual Vargas anotó el primero para el Tomba en el primer tiempo. Para el rival, lo empató Carrique en el segundo tiempo.
Ante la igualdad al finalizar el complemento, no hubo alternativa más que los penales, en donde Sandro De Luca se trasformó en héroe atajando dos penales. Fue así, que después de 21 años, los hinchas gritaron: ¡Campeón, campeón, campeón!
Estos últimos años fueron el puntapié que necesitaba el club para comenzar a enderezar su rumbo en lo más alto del fútbol argentino. Luego de este bache, Godoy Cruz tocó fondo para salir a flote a toda velocidad y en los siguientes años se lograron objetivos enigmáticos que parecieron tocados por la varita mágica, para ver a este Tomba en la máxima categoría.