Julio Roque Pérez es parte de la vida de cada hincha bodeguero desde el día que nace. ¿Su historia?, parecería ficticia para cualquier persona que la escuche, pero para nosotros, la gente de Godoy Cruz, no lo es.
El “Loco” Julio, una leyenda de esas que se podían palpar en la realidad, con ese cariño y esa humildad que siempre lo caracterizó. Él siempre estaba ahí, en el club. Desde los sábados en la cantera para ver a las infantiles, hasta en la cancha alentado por el amor de su vida.
Un hombre que desde chico tuvo la vida muy complicada. A los 12 años, tras la muerte de su abuelo, emprendió viaje hacia el Gran Mendoza y dejó su hogar en el departamento de Junín para empezar una nueva historia.
A los 23 años comenzó a trabajar en la municipalidad de Godoy Cruz donde se mantuvo más de cuarenta años hasta que logró jubilarse. Antes de eso, hacía lo que podía para sobrevivir…
Mito o realidad, Julio ganó la lotería de San Juan e integramente la donó para nuestra institución. “Una tribuna del Feliciano Gambarte y parte de las luces de la cancha son mías, eso lo hicieron con la plata que yo gané”, confesaba orgulloso.
Sin sacarle mérito a su heroíco accionar, realmente poco importa la plata. El hincha número 1 del Tomba va a ser siempre mucho más que una tribuna, porqué como él nadie amará al barrio de esa manera incondicional.
Solo una cosa quedó pendiente y era el sueño que tantas veces manifestó: “Ver al Tomba campeón de primera”. Algún día se dará y el festejará desde donde se encuentre…
No es un adiós, es un hasta siempre. Gracias Julio Roque Pérez, te vamos a extrañar.