Godoy Cruz ganó un partido increíble con dos goles de Victorio Ramis en tiempo de descuento que le posibilitaron acceder a los 16avos de final de la Copa Argentina. Pero el triunfo (inédito) no debe tapar lo que fue el equipo en cuanto a lo futbolístico.
Si bien el “Tomba” salió a apretar a Deportivo Armenio y no lo dejaba jugar, tan solo le creó una situación de gol en todo el primer tiempo. Y fue aquella definición de Santiago García, donde el delantero se la quiso picar al arquero pero se pasó de fuerza.
El equipo nunca se conectó y se terminó de desesperar en el gol contrario. Pésimo rechazo de Tomás Cardona y un zurdazo fenomenal de Ortiz para el 0-1. Desde ahí hasta el final del encuentro (más de 60 minutos) Godoy Cruz hizo todo lo posible para perder.
Defendió siempre mal, pero Mehring apareció cuando lo llamaron a intervenir. Buscó el empate a través de pelotazos innecesarios. Nunca intentó entrar al área con paredes (la jugada del “Morro” vino así y no lo volvieron a hacer). No se le cayó una sola idea. Hasta ejecutó mal todas las pelotas paradas.
Si uno se fijaba en lo meramente futbolístico, la derrota estaba bien. Era un duro golpe de realidad para entender que el equipo juega muy mal y directamente no intenta asociarse colectivamente. Son todos centros desde 3/4 a cualquier lado o pelotazos para sacársela de encima.
Para fortuna de Lucas Bernardi, Victorio Ramis apareció dos veces en un minuto y dio vuelta la historia cuando nadie lo veía posible. Primero, un cabezazo. Después, un derechazo tras una buena conexión entre Lucero y González. Fue triunfo (inmerecido) bodeguero, que sigue vivo en la Copa Argentina.