El juvenil al que Diego Dabove le dio la responsabilidad de ser el conductor de este equipo poco a poco empieza a desenvolverse en cancha y a retribuirle la confianza al entrenador. El Tín, como lo apodan, mostró buenas apariciones en la primera parte y en el complemento elevó su figura con un golazo.
En la primera parte, lentamente fue apareciendo en el juego y se fue convirtiendo en el eje de este equipo. La primera aparición clara que tuvo fue a los 36, cuando agarró la pelota en la mitad de cancha, encaró por banda izquierda y dejó en el camino a uno, dos, tres rivales y lo derribaron con infracción. Fueron los primeros aplausos del público para el canterano tombino.
Pudo convertir sobre el final pero le erró a la pelota tras un centro de Angileri. Y la última aparición que tuvo en el primer tiempo levantó un buen centro para el Morro que no logró conectar.
Ya en el complemento, el Tín se agigantó en cancha y fue clave para que el Expreso salga victorioso. Primero a los 7 minutos, cuando recibió en tres-cuartos de cancha, amagó ante la salida de su marcador y desenfundó un remate que se fue rozando el palo izquierdo. Después con una sutileza en la mitad de la cancha, aguantando al jugador del Tiburón hasta la banda izquierda para luego limpiar el juego con un lírico taco, para que la gente se deshiciera en aplausos.
Y finalmente a los 13 minutos, repitiendo la fórmula de apenas unos minutos atrás, llegaría el momento soñado. Dominó cerca de la medialuna, giró, se puso la cancha de frente, amagó ante el defensor para sacarselo de encima y sacó un zurdazo magistral al segundo palo dejando sin posibilidades al arquero visitante.
Ya con el partido resuelto, Diego Dabove decidió reemplazarlo a los 33 minutos para que todo el estadio se pusiera de pie para reconocer al autor del primer gol de la tarde y el responsable de devolverle a este Godoy Cruz su identidad futbolística. Aplaudan, no paren de aplaudir, una nueva joya empieza a aparecer en la primera de La Bodega.