Ante una lluvia torrencial, Rodrigo Rey se despidió de Godoy Cruz y su gente. ¿Su futuro? Es incierto. Lo más probable es que el “1” vuele hacia el fútbol griego, aunque después del partido, declaró que hay ofertas de España e Italia sobre la mesa. Lo único cierto, es que el trono del arco tombino se quedó sin su Rey.
Ante Gremio, Rey llegó a su partido 75 con la camiseta azul y blanca. Previo al comienzo del encuentro, el arquero recibió gran cantidad de aplausos cuando inició su precalentamiento. Se lo notó emocionado, era evidente, estaba viviendo un partido especial.
En el complemento, volvería a recibir muestras de afecto cuando se ubicó bajo los tres palos, detrás de la hinchada bodeguera.
Desde su arribo a la provincia, estuvo a la sombra de Sebastián Moyano, un portero salido de la casa bodeguera. Pero el nivel del arquero titular bajó consideradamente, y Carlos Mayor, el director técnico en esa época, optó por darle rodaje al jugador surgido de las inferiores de River Plate.
Oriundo de Las Parejas, tuvo un paso fugaz por Newells Old Boys, donde no contó con minutos. Poco a poco, se fue ganando su lugar y, en consecuencia, el cariño inolvidable de los hinchas de la mano de ovaciones frecuentes.
Los tres palos extrañarán su ausencia. Ni hablar de los hinchas, que en poco tiempo se encariñaron con sus atajadas constantes. En los peores y en los mejores momentos, siempre estuvo presente. Sus reflejos y su presencia bajo el arco lo convirtieron en una pieza indiscutible dentro del plantel. Sin dudas, será una baja sensible para el plantel.