Cuando llegó a Godoy Cruz, se sabía que Santiago García era un jugador temperamental y muy calentón. Lo cierto es que, en ningún partido, salvo contra Independiente cuando le pateó la pelota a un jugador rival en el piso, se lo había visto alterado.
Claro, la noche era negrísima para un Morro que se lo veía enfadado en el primer tiempo porque no le llegaba la pelota. En el segundo tiempo y con el partido ya 1 a 0, tuvo un cabezazo clarísimo que pasó a centímetros del palo con un Torrico vencido. Minutos después tuvo una increíble en el área chica que tiró afuera, que normalmente no erra.
Fue su peor partido en lo que va del torneo y él se dio cuenta. Faltando dos minutos para finalizar el partido, se le salió la cadena y pegó una durísima patada y se ganó la amarilla, que podría haber sido anaranjada. Para no ser menos, tan sólo un minuto después en una jugada rápida fue al piso contra Belluschi y se ganó la segunda tarjeta amarilla, y a las duchas.
Duele mucho esa segunda amarilla para el equipo, ya que con la primera llegaba a la quinta y ya no jugaba frente a Gimnasia. Como fue expulsado, no podrá jugar contra el Lobo, pero seguirá con cuatro tarjetas amarillas para lo que resta del torneo.
Esperemos que el goleador del Expreso vuelva a su nivel habitual en el clásico frente a San Martín de San Juan en dos fechas, y no se vuelva a salir de partido.