Godoy Cruz cerró por 1 a 0 los cuartos de final de Copa Argentina ante Tigre, en el estadio Mario Alberto Kempes. Acá, el análisis.
Los primeros minutos del inicio se inclinaron por un ida y vuelta, con poca organización posicional y mucha gente en ataque, por lo que se rompía el centro del campo dejando muchos espacios abiertos.
El Tomba tuvo algunos momentos de buen juego cuando estuvieron lúcidos para asociarse Burgoa, Bullaude y Abrego, quien se adelantaba -hasta la mediapunta- y dejaba suelto a Ojeda por la banda, quedando éste como carta de proyección a espaldas del lateral. Sin embargo, primó la imprecisión y casi que no existió el desenlace indicado para rematar e imbatir a Gonzalo Marinelli, más allá de alguna que otra buena atajada del arquero de Tigre.
Por su parte, el Matador encontró los tiempos para demostrar sus condiciones futbolísticas y en ocasiones llegó al área con buenas propuestas, quizá aún con mayor peligrosidad en los remates que el Bodeguero, que aportó más intensidad pero no consiguió ser lo suficientemente corrosivo.
El complemento osciló con mayor gravedad entre los pasajes buenos y los pases erráticos, y por las desconexiones ambos equipos tuvieron chances de meter el primer gol que, dadas las condiciones del juego, era casi la llave definitiva.
Finalmente, sí, otra vez: el “11”, Martin Ojeda, afiladísimo incluso cuando requiere de fortuna, lanzó un tiro libre en el tramo final del partido que con desvío de por medio se estrelló en la red del arco de Tigre.
Con el resultado en 1-0, el Bodeguero se metió en las semis y ahora sólo hay chances de soñar con el primer título. Tendrá un rival durísimo, como Talleres, pero demostró tener los fundamentos necesarios para meterse en la tan preciada final.