Godoy Cruz recibió a Boca Juniors en el Malvinas Argentinas por la primera fecha de la Copa de la Superliga y no la pasó nada bien.
El equipo salió con la orden de cerrarse bien atrás para que el Xeneize no tenga espacios, y al recuperar la pelota, salir de contraataque rápidamente tal cual lo había hecho contra Vélez y Newell´s en el final de la Superliga.
Desde el arranque el sistema propuesto por Sciacqua presentó varias falencias. El objetivo de anular el medio del conjunto de Russo no estaba funcionando. Los volantes Reynoso y Fernandez, ex jugador del club, encontraban espacios a las espaldas de Cartagena y Henríquez y desde allí generaban mucho peligro para la defensa Bodeguera. Además, los laterales Almeida y Carrasco sufrían mucho por las bandas, ya que el Xeneize proyectaba a sus laterales y se encontraba en superioridad númerica frecuentemente, lo cual terminaba en situación de gol en cada ocasión.
El primero llegaría de la mano de Buffarini, quien aprovechó el error de Carrasco en el fondo y terminó rompiendole el arco a Rodrigo Rey, de buena actuación a pesar de los goles recibidos.
Las formas de juego de uno y otro no cambiaron a pesar de la modificación del marcador. Boca seguía proponiendo y el Tomba resistiendo. De pelota parada, Badaloni de cabeza empataría el cotejo luego de un buen centro de Juan Brunetta, sin dudas el mejor jugador del Expreso.
Repentinamente, otra vez por el costado, el visitante haría daño. Salvio la cruzó al segundo palo tras dormirle la espalda a Almeida y así llevaría a su equipo 2-1 al descanso.
Nuevamente en cancha, el local se situaba más adelante y parecía salir con una intención más ofensiva ante la adversidad en el marcador. Excluyendo al disparo que estrelló Brunetta en el palo, Godoy Cruz proponía pero no generaba situaciones de gol. La intensidad del partido había mermado y no pasaba mucho en el Malvinas, hasta que Izquierdoz luego de un tiro de esquina, estiraría la ventaja y le daría más tranquilidad a los suyos.
Sciacqua mandó al terreno de juego a la “Yoya” y a Merentiel para tener más gente en ataque y dentro del área. Jaime Ayoví volvía a jugar en el club luego de tres años, generaba una sonrisa en el hincha mendocino y lo ilusionaba pensando en una posible remontada.
A pesar de los intentos desorganizados por descontar el tanteador, Godoy Cruz era muy inferior a su rival. Campuzzano de cabeza terminaría con cualquier posibilidad de reacción y cerraría el 4-1 final en Mendoza, resultado preocupante en la provincia.