Hablaré poco del partido (lo justo y necesario) porque hay un tema más importante que resaltar. Sin importar lo mal que jugó Godoy Cruz, la intención de los colegiados fue ayudar a Tigre.
Un gol lícito mal anulado y luego un penal no cobrado. A Echenique, Paletta y compañía los ayuda que el Tomba atacó poco. Porque, de haber atacado más, las polémicas hubiesen sido incontables.
Hace poco con Belgrano, ahora con Godoy Cruz. Tapia, Beligoy y demás dirigentes, siempre se llenan la boca con palabras como “federalismo” y (bendita casualidad) los equipos más perjudicados son (sin temor a equivocarme) los del interior.
Hoy el equipo dirigido por Oldrá hizo poco, pero la decisión del resultado se tomó en otro lado. En la cancha no se plasmó, en la cancha no se decidió, en la previa fue cuando se determinó a Tigre como el ganador.
Es difícil valorar la actuación de un equipo cuando el contexto es tan desfavorable y cuando hay un factor que provoca un claro desbalance emocional. El arbitraje argentino atraviesa su peor época, lo sabemos todos, y se dan el lujo de “equivocarse” de forma escandalosa aún cuando tienen tecnología a disposición.
Godoy Cruz no perdió la posibilidad de quedar puntero, se la arrebataron.