Tras 5 años, Godoy Cruz e Independiente Rivadavia volvían a enfrentarse, luego de que el Tomba haya descendido a la Lepra nuevamente por la Primera B Nacional.
En el primer encuentro entre mendocinos de la temporada le correspondería al Expreso ser local y se enfrentaban en el Malvinas Argentinas, en un partido cada vez con más rivalidad.
El día del partido el plantel bodeguero se encontró con el robo de la utilería en el Feliciano Gambarte. La dirigencia tombina resolvió rápidamente llevar al plantel de Shopping esa mañana, a riesgo de no poder jugar por no contar con el equipamiento. Cada jugador debía contar con un par de vendas, un par de canilleras y un par de botines.
La mayoría de los jugadores optaron por los botines negros o blancos, a excepción de David Fernández, juvenil surgido del club. “El Fideo” sorprendiay se hacía de unos Adidas F50 ROJOS. “Sos figura o te insulta toda la cancha” sentenció un dirigente en ese momento.
Aquella tarde el Fideo fue figura, con la número 9 en la espalda y la cinta de capitán abría el marcador a las 20′ del primer tiempo y liquidaba el encuentro a los 30 del segundo poniendo el 3-1 definitivo. Los botines rojos habían dado resultado.
Pero la historia no quedaría ahí, vendría la vuelta en el parque. El hombre de los botines rojos venía sumando pocos minutos y le tocaría arrancar desde el banco.
Fernandez no había convertido aún en esa temporada, y pero volvió a calzarse el amuleto que lo habían hecho protagonista. Oldra le dió minutos y el Fideo y sus botines no fallaban. 1 a 0 y el autor no se olvidaba de sus aliados, festejo besando el calzado frente a la hinchada rival. El encuentro era para Godoy Cruz, que continuaba con la racha sin perder frente a Ind. Rivadavia.
Desde entonces, el terror que traen para algunos los botines rojos.